viernes, 3 de septiembre de 2010

Negarse Copiando

La identidad pacense trae de cabeza a los promotores culturales, porque no se deja
encerrar en etiquetas que terminan excluyendo minorías. No en vano, vivimos de
espaldas a todo aquello que nos enriquece y fundamenta: el río Guadiana y su márgen
derecha, la frontera (no sólo geográfica) con Portugal cosida por mil batallas y el
contrabando, el patrimonio y costumbres de herencia árabe, los ancestrales megalitos, la
siempre viva tradición gitana... Y para colmo, la cultura oficial se conforma con abundar
en fórmulas decimonónicas, que redundan una eficacia legitimada por el turismo patrio,
es decir, Carnavales, Feria, Semana Santa, etc.

Quizá en Badajoz deba hacerse del defecto virtud, asumir el negarse copiando, y
entender ese ejercicio de indefinición como un puzle a medio terminar, compuesto de
piezas que reflejan fragmentos muy distintos, a veces contradictorios que no encajan del
todo bien y aún así coexisten dibujando una figura por ahora irreconocible; un enigma.
Tal vez esto sea el ejemplo paradigmático de sociedad caótica y desestructurada, en
continua transición hacia nuevas formas de organización, si no lo demora la resistencia
al avance de la capitalización difusa ejecutada desde las instituciones.